El uso preferente de una mano respecto a la otra para realizar determinadas tareas es una característica que refleja la división funcional del cerebro en la ejecución de una serie de tareas. Desde un punto de vista evolutivo resulta de especial importancia saber desde cuando está presente este rasgo que en los seres humanos ha podido explicar el surgimiento del lenguaje o la tecnología.
En el caso de los primates y específicamente en los chimpancés la fotografía era algo diferente. Algunos científicos estadounidenses venían afirmando desde hacía una década que los chimpancés eran diestros, de manera similar a como lo son los seres humanos. Otros defendían que la lateralización manual/cerebral era otra de las características que nos definían y diferenciaban como especie en comparación al resto de animales. Según estos últimos autores, las investigaciones que habían encontrado chimpancés diestros se habían llevado a cabo en cautividad, en laboratorios de investigación biomédica que nada tenían que ver con cómo los chimpancés se comportaban en libertad, donde la ausencia de preferencias manuales era prácticamente total.
Sin embargo, un reciente trabajo parece poner algo más de luz al caos. Investigadores de cuatro instituciones catalanas (Fundación Mona, Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social, Universitat Rovira i Virgili i Universitat de Barcelona) han llevado a cabo un estudio con 114 chimpancés alojados en ambientes naturalizados en dos Centros de Recuperación de Primates: Chimfunshi (Zambia) y Fundación Mona (Riudellots de la Selva, Girona). Este estudio pionero ha podido detectar que en las acciones complejas que implican el uso y la coordinación de ambas manos, los chimpancés tienen una pauta de asimetría manual similar a la del ser humano. Además, como en los humanos, las hembras de chimpancés son más diestras que los machos, sugiriendo que igual que en nuestra especie, existen factores biológicos compartidos (genéticos y hormonales) que modulan el funcionamiento de nuestro cerebro.
En palabras de Miquel Llorente, responsable de este proyecto: “Las raíces evolutivas de esta característica, ‘tan humana’ según algunos, serían mucho más profundas de lo que hasta ahora se pensaba, y su aparición se situaría en al menos hace 6 o 7 millones de años, fecha en la que se produjo la divergencia entre chimpancés y homínidos”. Prosigue Llorente: “lo que explica nuestra asimetría manual no es el lenguaje. ¿Por qué sino iban ellos a estar lateralizados de la misma forma que nosotros? Nuestros resultados no son más que el reflejo de la desmitificación de muchas de las singularidades de nuestra especie que se están produciendo en los últimos años. Primero fue el uso de instrumentos, posteriormente una vida social compleja. Actualmente, se ha encontrado que el cerebro de los chimpancés poseen las mismas áreas lingüísticas que poseemos los humanos. Ahora hemos evidenciado que ante acciones complejas que requieren el uso de instrumentos o la coordinación de las dos manos los chimpancés usan preferentemente la mano derecha tal como lo hace nuestra especie. Desde nuestro punto de vista, lo importante ha sido ver que compartimos un tipo de funcionamiento cerebral similar, y que ha sido sobre esta base sobre la que el ser humano ha construido una tecnología altamente compleja, y un sistema de comunicación enormemente flexible y potente. En el fondo, nuestra especie no ha hecho más que aprovechar estructuras neuroanatómicas que ya poseían nuestros ancestros y otorgarles un potencial enorme que le han permitido usar, fabricar y diseñar complejos instrumentos nunca vistos hasta ahora en el decurso de la evolución.
Los resultados de esta investigación se han dado a conocer en la revista American Journal of Primatology:
Population-level right-handedness for a coordinated bimanual task in naturalistic housed chimpanzees: replication and extension in 114 animals from Zambia and Spain
Miquel Llorente, David Riba, Laia Palou, Lara Carrasco, Marina Mosquera, Montserrat Colell, Olga Feliu
Article first published online: 15 OCT 2010
DOI: 10.1002/ajp.20895
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